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¿Qué es y cómo influye el componente perceptivo de la comunicación en el proceso de enseñanza- aprendizaje?

¿Qué es y cómo influye el componente perceptivo de la comunicación en el proceso de enseñanza- aprendizaje?

Históricamente el estudio que se hace del proceso comunicativo se debe a la necesidad de explicar los fenómenos sociales que ocurren al paso de los años, donde la comunicación constituye un factor fundamental. Se investiga como sistema de signos, a partir de las relaciones interpersonales y de la actividad objetal, tomando como elemento central la relación sujeto – sujeto y sujeto- objeto, según corresponda.

Si se toma como punto de partida la etimología de comunicar, se encuentra que el término procede del latín communicare, que significa: establecer algo en común con alguien, compartir alguna información, ideas, etc. Esta definición subraya el carácter co‑participativo de la acción. (Castellanos, R. 2003).

Los estudiosos de la comunicación han profundizado en la escritura y la expresión oral, por ser formas más directas en las que el hombre refleja de manera más clara algunas características de su personalidad, la que se forma y desarrolla en el proceso de interiorización y asimilación de las experiencias adquiridas en la evolución de los problemas sociales de las ciencias.  Al respecto  cabe mencionar a Noam Chomski y Jean Piaget, citado por Ojalvo, V, (1999), B. F. Lomov (1989), Fernando González Rey (1995), A. N. Leontiev (1982),  Lev S. Vigotsky (2000) y otros que consideran que el saber comunicar y transmitir un mensaje respetando los códigos lingüísticos facilita una interrelación efectiva, que puede conducir hacia la luz del conocimiento y el entendimiento entre los hombres dada la vinculación tan estrecha que existe entre el pensamiento y el lenguaje, y donde se perfecciona el proceso comunicativo

A partir de los años 50 los conceptos y principios de la comunicación se aplican en las Ciencias Sociales, en las cuales se explicita la relación educación- comunicación y en los años 60 se hace más explícita en la tecnología educativa que se incorpora a la escuela como una nueva estrategia de aprendizaje y se destaca por conceder especial importancia a los medios y recursos comunicativos en el logro de fines educativos.

En diferentes países de América Latina se ha estudiado la comunicación y sus estilos llegándose a establecer relaciones entre los Modelos Educativos y los Modelos de Comunicación, dentro de los más destacados pedagogos que han afrontado la temática se distinguen (Kaplún, M, 1993 y Freire, P, 1985 citado por Ortiz, E, 2000). Las investigaciones mencionadas refieren que en las instituciones educativas, la comunicación se ha caracterizado históricamente por ser autoritaria, unidireccional y poco participativa. La relación esencial existente en la comunicación profesor – alumno, se manifiesta en la transmisión de información y en la aplicación de la evaluación. Se logran escasos momentos donde predomina el diálogo abierto, franco y cordial que contribuya al bienestar emocional de los estudiantes y a elevar sus capacidades comunicativas.

La necesidad de cambios imperiosos en la educación de la región fue plasmada en la IV Reunión del Comité Intergubernamental del Proyecto Principal de Educación que reunió en Abril de 1991 en Quito, a los Ministros de Educación de América Latina y el Cari­be. En esta oportunidad se acordó adoptar «una nueva estrategia educativa», orientada a «responder a las demandas y necesidades sociales y a los acelerados cambios que tienen lugar en el campo económico, científico, técnico y cultural», incluyendo en la formación de los educandos, «la necesidad de acceder a la información, la necesidad de pensar y expresarse con claridad, la necesidad de resolver problemas y la de vincularse con los demás» (Tedesco, citado en Ojalvo, V, 1999).

En Cuba la comunicación ha sido estudiada por profesionales de la Psicología, la Pedagogía, La lingüística y la Sociología. Los aportes y criterios manejados por los diferentes autores llaman a la reflexión sobre la necesidad de desarrollar la comunicación interpersonal en los sujetos, atendiendo a las actitudes y necesidades y en especial en aquellos grupos etáreos en los cuales la comunicación juega un papel rector en el desarrollo de la personalidad. Es la escuela un espacio importante en el cumplimiento de este propósito.

Según Gustavo Torroella: la comunicación humana es un sistema o proceso mediante el cual una parte o subsistema (emisor o fuente) influye o actúa sobre otro subsistema (receptor) y cerrando el ciclo de la comunicación, por la vía de la comunicación de retorno, este último – el receptor- emite una respuesta al mensaje enviado por la fuente. (Torroella, G. 2005)

El investigador Ortiz plantea que los cambios en el estilo comunicativo se refleja en los componentes de la comunicación desde un enfoque analítico.

Componente comunicativo: referido al contenido de lo que se comunica en el proceso de interacción de los sujetos. La propia dinámica interactiva debe propiciar una variación no sólo de los contenidos tratados con frecuencia, sino su profundidad y calidad.

Componente perceptivo: refleja los aspectos de la percepción interpersonal que Influyen en el proceso comunicativo, los que incluyen no solo la imagen externa física, sino las cualidades de la personalidad en sí y del otro en la comunicación interpersonal, muy difundida en las investigaciones sobre el tema.

Componente interactivo: incluye los aspectos asociados a las relaciones que se establecen entre las personas en el proceso comunicativo y de la actividad conjunta.

El componente perceptivo en la comunicación

Cuando nos comunicamos no solo se intercambia información, sino que ambos interlocutores forman una imagen de uno y otro y de la situación misma de comunicación, aún sin proponérselo. De acuerdo a numerosos factores de en ello interviene como consecuencia de la subjetividad esta imagen conformada, puede ser positiva o negativa.

No cabe duda que uno de los componentes esenciales que influyen en la comunicación y el comportamiento de receptores y emisiones es el perceptivo.

La percepción es la imagen mental que se forma con ayuda de la experiencia y necesidades, resultado de un proceso de selección, organización e interpretación de sensaciones. La percepción de los individuos es subjetiva, selectiva y temporal, y se compones de dos tipos de input:

  • Las sensaciones, que son la respuesta de los órganos sensoriales a los estímulos externos. La sensibilidad de los sujetos a los estímulos depende de su capacidad receptiva y de la naturaleza del estímulo. Se han definido unos umbrales de recepción mínimos y máximos que delimitan el campo de percepción del sujeto, y que es útil conocer a la hora de diseñar los anuncios publicitarios.
  • Los inputs internos, que caracterizan a cada persona y que cargan de distinto significado a los estímulos; algunos ellos son la necesidad, motivación y experiencia.

En el proceso de percepción se distinguen tres fases:

  • Selección. El sujeto percibe parte de los estímulos que recibe de acuerdo con sus características personales, es decir, que interviene, aunque sea de forma inconsciente seleccionando los mensajes que le llegan. Generalmente los sujetos perciben de forma distorsionada los mensajes, captando sólo los aspectos agradables o los que responden a sus necesidades e intereses.
  • Organización. Los estímulos seleccionados se organizan y clasifican en la mente del sujeto configurando un mensaje. Se estableció principios de organización de los estímulos según el agrupamiento, contraste, ambigüedad,
  • Interpretación. Esta fase proporciona significación a los estímulos organizados. La interpretación depende de los factores internos de la persona, de su experiencia e interacción con el entorno.

La percepción interpersonal es una variante de la percepción del hombre por el hombre. El sujeto es percibido por el otro como personalidad cuando entra en contacto con él. Durante este proceso surgen impresiones que regulan la comunicación de ambas personas. En la medida en que el sujeto conoce a su interlocutor se va formando a sí mismo y la exactitud en la imagen del otro depende de la organización de las acciones que entre los dos acuerden.

La autoconciencia influye de forma determinante en la representación que obtenemos del otro.  Así como la riqueza de las representaciones que se forma una persona sobre sí misma influye en la riqueza de las representaciones de la otra con la cual se comunica. Cuanto más conocemos sobre el otro, más completa será la representación sobre nosotros mismos.

La toma de conciencia de sí a través del otro incluye la identificación y la empatía. La identificación significa la asimilación de sí al otro. La empatía se define como medio de comprensión del otro, pero emocional y afectiva. El proceso de comprensión del otro se complica con el fenómeno de la reflexión, la toma de conciencia de cómo él es percibido por el otro en la comunicación. (Ortiz, E y González, V.2012)

Durante la percepción se revelan tres tipos de efectos. Ellos son:

  • De aureola: la formación de una disposición específica ante el sujeto percibido y la adjudicación de diferentes cualidades sobre la base de dicha disposición.
  • De novedad: el significado que tiene determinado orden de presentación de la información sobre un sujeto para la formación de una imagen sobre él.
  • De estereotipización: surge sobre la base de la poca experiencia del sujeto, como el intento de elaborar conclusiones con una información limitada.

Existen autores que incluyen en este proceso de la percepción en la comunicación la autoidentidad (autoobservación) constituido no solo por la mirada hacia uno mismo, sino también por la observación de los otros observándolo a uno. (Ortiz, E y González, V.2012)

Factores que influyen en la persona percibida durante la comunicación.

Los estudios sobre el perceptor han evolucionado a lo largo del tiempo. En los primeros, el perceptor recibió considerable atención, y esta atención se reducía, al problema de la exactitud en la percepción. Posteriormente se le otorgó considerable importancia a los motivos, necesidades y expectativas del perceptor en el proceso comunitactivo.

En la actualidad las investigaciones han mostrado cómo los objetivos que persiguen los perceptores modelan los procesos cognitivos asociados a la percepción de personas. (Showery Cantor. 1985), citados por Moya (1999) para poder identificar el tipo de impresión que se formará la persona percibida es necesario conocer las metas del perceptor.

Janes Y Thibaut (1955) citados por Moya (1999) dividieron en tres categorías los tipos de metas que una persona suele ir buscando cuando percibe a otra: a) Probar o confirmar sus propios valores

  1. b) Comprender a la otra persona y las causas de su conducta
  2. c) Determinar si la conducta de la otra persona se ajusta a alguna regla o norma o, por el contrario, la viola.

Las motivaciones se combinan con las circunstancias para crear metas específicas que favorecen bien el procesamiento minucioso de cada elemento informativo Fiske (1987). Según él, el perceptor atenderá mucho más a todos los elementos informativos que si su motivación consiste en mantener una categorización negativa del estímulo.

Milton y Darley (1991) también citados por Moya (1999) plantean que distinguen entre, donde la meta principal del perceptor en las “situaciones de diagnóstico» consiste en formarse una impresión global lo más exacta posible de la persona percibida, y “situaciones de acción”, donde la persona persigue ciertos objetivos específicos que están sólo indirectamente relacionados con la formación de impresiones.

Cuando el sujeto se encuentra en «situaciones de diagnóstico», se tiende a formar impresiones más integradas e individualizadas, y sus juicios serán más exactos considerando a la persona en general, sin constricciones situacionales ni de rol. Sin embargo en “situaciones de acción” se tiende a formar impresiones simples, basadas en las categorías a las que pertenece la persona percibida, y se hacen juicios bastante exactos de cómo esa persona actuará en esa situación, pero no de cómo actuará cuando la situación a los roles cambien.

Tipos de expectativas que los perceptores llevan consigo cuando perciben a otra persona (Moya 1999)

  • Expectativas basadas en la categoría o estereotipos:
  • Expectativas basadas en los estímulos el conocimiento puede provenir de la observación directa, de la información que la propia persona percibida revela o de una tercera fuente.

Aparte de las motivaciones y expectativas, otros factores más específicos relacionados con el perceptor que incluyen en la formación de impresiones, son los siguientes:

  1. a) Familiaridad: esta característica hace que la impresión formada sea mucho más compleja que cuando la persona estímulo es desconocida y produce una mayor exactitud en la percepción. No obstante, la familiaridad produce ciertos sesgos perceptivos, por ejemplo la mayor exposición o repetida experiencia perceptiva de las personas estímulo, siempre que su valor sea positivo o neutral, acaba por convertirlas en más atractivas.
  2. b) Valor del estímulo. El valor que tiene el estímulo para los perceptores le da una acentuación a lo que están percibiendo. Asimismo, el efecto halo indica que quienes son vistos de forma muy positiva en un rasgo tienden a verse como poseedores de otros rasgos positivos. La acentuación perceptiva y el efecto halo pueden explicar por qué las personas de elevado rango, posición o prestigio, son percibidas de forma más favorable de lo que sus verdaderas cualidades merecen e incluso sus criterios son aceptados prácticamente sin cuestionamiento.
  3. c) Significado emotivo del estímulo. En general, este valor emotivo depende del poder del estímulo para proporcionar consecuencias positivas o negativas. Dos fenómenos contrapuestos han sido señalados por los investigadores en relación con el significado emotivo de los estímulos. El primero es la «defensa perceptiva», que consiste en el alto umbral de reconocimiento de que gozan algunos estímulos amenazadores; así, los fallos en quienes estimamos mucho suelen pasar desapercibidos o ser excusados y no vistos como tales y las virtudes de los enemigos suelen ser ignoradas.

El segundo proceso es el denominado «perspicacia perceptiva» y consiste en el bajo umbral de reconocimiento de que gozan los estímulos que pueden satisfacer una necesidad o reportar beneficios.

  1. d) Experiencia. Las personas que tienen más experiencia con cierto tipo de rasgos realizan percepciones más acertadas, pues generalmente saben calibrar la importancia relativa que tanto la propia persona estímulo como la situación en la que se encuentra, tienen en la producción de una determinada conducta (Dawson y cols., 1989, citados por Moya1.999)

El papel activo del perceptor en la formación de impresiones va mucho más allá, pues él mismo suscita la información o crea las condiciones bajo las cuales se genera la información sobre la persona estímulo (Jones, 1990, citado por Moya 1999) La conducta y características de la persona percibida son inseparables de la propia presencia del perceptor. Así, la combinación en determinadas situaciones de las metas que el perceptor busca y la interacción con ciertas expectativas, por ejemplo estereotipos, puede producir que el perceptor realice ciertas tácticas que provoquen la confirmación conductual de sus expectativas. Este fenómeno se denomina «la profecía que se cumple a sí misma». [Milton y Darley, 1991, citados por Moya 1999).Así por ejemplo en una investigación se encontró que sujetos de raza blanca, cuando entrevistaban a personas de raza negra, conducían la entrevista de forma que los entrevistados obtenían un mal resultado, confirmando de esta manera sus expectativas previas.

Cuando el objeto de la percepción es otra persona, hay un elemento crucial que influye en la impresión que se forma el perceptor, y es que el estímulo perceptivo intenta regular y controlar, a veces de forma consciente y a veces de forma inconsciente, la información que presenta al perceptor, especialmente la información referente a si mismo . Este manejo de la impresión no es más que la consecuencia inevitable de la percepción social; dado que los demás continuamente se están formando impresiones de nosotros, es importante influir sobre la conducta de los demás.

Con el manejo de la impresión las personas buscan no sólo obtener mayor aprobación social o los máximos beneficios materiales, sino que una amplia gama de motivaciones que la justifican:

  1. a) el auto-ensalzamiento, (consiste en mantener o incrementar la autoestima, así como en presentar una imagen de uno mismo muy cercana al Yo-ideal]; b) autoconsistencia (validar las creencias que se tienen respecto a nosotros mismo
  2. c) auto-verificación (intentar aprender la verdad sobre uno mismo mediante la obtención de información diagnóstica)

El Yo ideal, según Rodríguez (1995) quien lo define según la noción freudiana, se manifiesta a través de las prescripciones acerca de cómo debe ser la persona en términos de sus aspiraciones y la conciencia establece lo que dicha persona no puede hacer. Como afirman Hall y Lindzey (1957) citados por Rodríguez (1993) «las principales funciones del super-yo son:

  1. a) inhibir los impulsos del ello, principalmente los de índole sexual o agresiva; pues la expresión de tales impulsos es severamente condenada por la sociedad
  2. b) persuadir al yo de sustituir los objetivos realistas por objetivos morales
  3. c) luchar por la perfección

Estrategias básicas utilizadas en este «manejo de la impresión» Su utilización depende fundamentalmente del objetivo que se persiga y las circunstancias concretas:

  • El congraciamiento: consiste en intentar aparecer de una manera atractiva ante los demás (entendiendo atractivo como aceptado, querido). Esto se logra elogiando a la otra persona o mostrándose de acuerdo con sus opiniones y conductas. En otras palabras es conformarse a las expectativas del perceptor. La utilización por parte de la persona estímulo de esta táctica, y su éxito, dependen básicamente de tres variables, según Janes en Moya 1999:
  1. a) De lo importante que es para la persona estímulo resultar «atractivo»
  2. b) De la probabilidad subjetiva de éxito, esto es, de resultar realmente «atractivo»
  3. c) De lo legítima que resulte su utilización (la utilización de esta táctica es más legítima en unas situaciones que en otras).
  • La intimidación. Las personas intentan mostrar el poder que ejercen sobre la otra persona, amenazando o creando temor. Este tipo de táctica suele darse casi exclusivamente en relaciones que no son voluntarias (pues en una relación voluntaria la probabilidad de que el otro abandone la relación s mayor). Con frecuencia el perceptor se conforma a los deseos de la persona percibida con el fin de evitar las consecuencias negativas o los disturbios emocionales, de su desacuerdo.
  • La autopromoción. Consiste en mostrar las propias habilidades y capacidades; ocultando los defectos. A veces esta táctica aumenta en eficacia si el individuo reconoce fallos menores o ya conocidos por los perceptores, pues de este modo su credibilidad aumenta. El problema de esta táctica es que con frecuencia resulta difícil hacer creer a los demás que uno tiene ciertas cualidades de las que carece.

Factores relativos al contenido de la percepción    en el proceso de la comunicación

Los elementos que integran la impresión que se forma una persona de carecen de la misma importancia. Así por ejemplo dijo Asch, considerando que unos rasgos son centrales y otros periféricos, y Anderson (1968) incluyendo el peso de los elementos en su modelo de la media ponderada.

Características del contenido de la percepción de personas que influyen en la importancia otorgada a dicho contenido y en el proceso general de formación de impresiones:

  • Efectos de orden. Son los momentos en que existe un esfuerzo por causar buena impresión. ¿Qué posee mayor influencia en la impresión que se forma de los demás? ¿Lo primero que se conoce de ellos? (Llamado efecto «primacía») o ¿La última impresión que llega? (Efecto de recencia). Asch (1.946) encontró apoyo en sus investigaciones en el efecto primacía. Planteó que los primeros términos establecen una dirección que ejerce efecto continuo sobre los posteriores.

Para Asch (1946] el efecto de orden de los elementos informativos en la formación de impresiones cuestiona la validez de los modelos de combinación lineal, pues si la impresión resultante fuera simplemente la suma o el promedio de todos los rasgos el resultado debería ser el mismo independientemente de su ordenamiento.

Anderson (1962), también encontró evidencia empírica a favor del efecto primacía, y la explicación que da es coherente con su posición teórica: los primeros elementos tienen un peso mayor en la impresión que los posteriores.

El efecto recencia aparece cuando la información reciente es más fácil de recordar o más viva que la primera información. También ha sido encontrado el efecto recencia cuando se advierte previamente a los sujetos de alguna manera, indicándoles, por ejemplo, que presten atención a toda la información, o pidiéndoles que justifiquen su impresión de la otra persona.

  • Tono evaluativo de la información. Diversos estudios han mostrado que cuando la información que conocemos acerca de una persona contiene elementos positivos y negativos estos últimos tienen una mayor importancia en la impresión formada. Así, una primera impresión negativa es más difícil de cambiar que una positiva, pues los rasgos que conllevan una evaluación negativa parecen ser fáciles de confirmar y difíciles de des-confirmar, mientras que los rasgos positivamente evaluados son difíciles de adquirir pero fáciles de perder.
  • Sesgo de positividad’, según el cual hay una tendencia a ver en general a los demás de forma positiva, más que negativa. Dado que las evaluaciones negativas son menos habituales, su impacto sobre las impresiones es mayor
  • Información única y redundante. La información única o peculiar parece tener un impacto más poderoso sobre la impresión resultante que la información redundante.

Se encontró que utilizando un procedimiento de escalamiento multidimensional, que las primeras impresiones de las personas se estructuraban en torno a dos dimensiones básicas: una referida a las características personales y sociales y otra referida a las características intelectuales.

A un grupo de sujetos se les presentaban los atributos: inteligente, habilidoso, trabajador, frío, decidido, práctico y prudente, en realidad todos los ítems, excepto frío se relacionan con la dimensión «intelectual» y en ese sentido son redundantes. Lo cual explicaría el mayor impacto de los rasgos «frío-afectuoso» (que son únicos sobre la impresión en relación con la dimensión de «sociabilidad»).

  • Carácter ambiguo de la información. Un elemento importante en la percepción de personas es el grado en el que los diversos componentes de la información pueden se confirmados o desconformados, de tal manera que un rasgo ambiguo suele tener menor importancia que otro claro y preciso. La susceptibilidad de confirmación de un rasgo depende de: a) visibilidad del rasgo; b) la cantidad de indicios necesarios para afirmar la presencia o no de determinado rasgo, y c] el grado de concreción del rasgo.
  • El propio contenido de la información. Cuando se percibe a otra persona, se recibe información de muy diversa índole. Básicamente esta información se refiere a la apariencia física, la conducta y los rasgos de personalidad. Con respecto a la primera, lo que se percibe inicialmente en otra persona la mayoría de las veces es su aspecto físico.

Esa información es crucial para que se forme una idea de su estado de ánimo en ese momento, para que se sepa a que categoría social pertenece, e incluso para se haga una idea de qué rasgos de personalidad la caracterizan.

Con respecto a la conducta, lo que la otra persona hace es también una de las fuentes cruciales. Sin embargo, la conducta no es un indicador muy fiable de los estados internos, pensamientos y sentimientos de la persona percibida.

Con respecto a los rasgos de personalidad y actitudes inferidas, se trata de un tipo de contenido que predomina cuando se nos pide que describamos otra persona. La razón de este hecho es que al descubrir las disposiciones estables de otra persona se adquiere también cierta capacidad predictiva sobre su conducta futura.

Otros contenidos de la percepción importantes son la información sobre relaciones [roles, redes sociales], sobre metas y objetivos que persigue y sobre los contextos.

La importancia de cada uno de estos diferentes contenidos depende en gran medida del contexto, de los objetivos del perceptor, así como de la propia característica.

La expresión del componente perceptivo en el proceso docente_educativo.

El componente perceptivo de la comunicación se va formando desde la edad temprana. La familia y luego la escuela juega un papel en el desarrollo del reflejo de la realidad por parte del niño en la percepción de las personas y en la formación de sus cualidades personológicas.

La respuesta de los estudiantes ante una asignatura determinada va a depender de cómo los contendidos de la misma, el método que emplea el profesor al impartirla y el docente mismo sean percibidos. Así, el profesor debe conocer la importancia que tiene el concepto de percepción para explicar tanto las demandas de los estudiantes como las acciones de los profesores destinadas a satisfacerlos.

Todos tenemos una imagen de la otra persona que se comunica desde los inicios del proceso de la comunicación, la cual se irá enriqueciendo en la medida en que ambos interlocutores se mantengan en interacción. Estas impresiones son como huellas e influyen sensiblemente en el transcurso de la comunicación.

Las experiencias anteriores es uno de los factores que mediatiza la manera en que se organizan estas percepciones. A medida que el sujeto se desarrolla va formando nuevos patrones de aceptación y rechazo hacia las personas.

Existen gestos, modales, tonos, actitudes. que aceptamos y otras que no. La presencia física de la otra persona, su vestuario, sus expresiones e ideas constituyen un conjunto de datos que van a conformar nuestra imagen de esa persona con la cual nos estamos comunicando y viceversa. También lo estereotipos y prejuicios influyen, pero negativamente, en la información que estamos recibiendo y nos hace percibir al otro de forma inadecuada.

En el proceso docente- educativo se da el caso en ocasiones en el que el profesor se forma una imagen negativa de un estudiante. Diversas son las causas: ya sea porque le ha impartido clases anteriormente a su hermano mayor, quien se comportó muy mal en el aula o también porque el alumno se viste de una manera inaceptable para el maestro o porque los gustos del alumno y el profesor son diferentes.

Todo el anteriormente planteado, influye en la representación mental que tiene el profesor de su alumno, lo compara con el modelo ideal que tiene de buen de estudiante y si el discípulo no se corresponde, entonces la percepción que forma el docente es inadecuada, y como consecuencia, seguramente sus actitudes hacia este estudiante serán negativas. Recordemos la Historia de la Señora Thompsom (1) ¿Cuán mal pensó la maestra de Jim? Y peor aún ¿Cuánto daño le hizo al principio? En este caso la presencia física del alumno, sus ropas descuidadas, sucias, influyeron en la percepción de la experimentada maestra. Sin embargo todo cambió cuando la maestra investiga la vida del mencionado estudiante y se libra de sus prejuicios.

En ocasiones se nos dan referencias muy negativas de alguien de nuestra nueva clase o del grupo en general. Esto puede prejuiciarnos y conformar una imagen negativa de ese estudiante o grupo, aún cuando aquella referencia estaba por los conflictos y frustraciones de estos con otro profesor en particular que bien no debe ser nuestro caso.

Existen muchos refranes populares como: “La primera impresión es la que vale”, “No existe una segunda oportunidad de producir una buena primera impresión”. Dado a que socialmente y en la praxis queda comprobado que las primeras impresiones que tenemos en nuestras relaciones con otras personas son muy importantes. Estas pueden crear un “efecto de halo” que consiste en transferir esa primera impresión a situaciones posteriores, aún sin una correspondencia real.

La primera clase de cada asignatura, esa clase introductoria en la cual el profesor se presenta y conoce a sus estudiantes, presenta su asignatura cobra mucha importancia para el desarrollo posterior del proceso docente-educativo en ese grupo. Si esta primera imagen es muy favorable o muy desfavorable, arrastramos esa impresión durante un cierto tiempo y en ocasiones nos cuesta trabajo modificarla.

La primera impresión no quiere decir que perdure para siempre. A medida que se produce el intercambio entre estudiantes y profesores esta se enriquece o varía, en dependencia del método educativo que vaya empleando el profesor y de nivel de comunicación que este establece con sus alumnos.

Existe información referidas a las personas que se comunican que son conocidos por ambos (cuadrante 2). Se tiene información conocida por uno que el otro desconoce (cuadrante 1). Existen también elementos en algunos casos que el otro posee de él, pero que uno desconoce (cuadrante 3). En el cuadrante 1 se quedarían las expectativas hacia la otra persona, aquello que está por conocerse de ella. Y el · lo que no se ha concientizado, que uno desconoce de uno mismo, pero que la otra persona se ha percatado.  En el cuadrante 4 tendríamos lo desconocido, aquello que aún no se ha manifestado y puede darse como potencialidad.

En este proceso hay diferencias entre las personas. Algunas son menos reflexivas o muy observadoras y conforman estas imágenes rápidamente. Otras son más cautelosas, experimentadas y no se dejan atrapar por la 1ra vez, pero quizás sean las menos.

También encontramos personas poco flexibles que arrastran esa imagen a pesar de incorporar nuevos datos e información en general. Lo cual hace que la persona sea estereotipada, afectando la correcta comunicación con ella. Tal es el caso del profesor que estereotipa a un alumno que se indisciplinó en su 1ra clase y aunque este estudiante haya mantenido un adecuado comportamiento en las demás, cuando se le pregunta al profesor este se expresa negativamente sobre él, e incluso desconfía de cualquier cambio positivo que tenga el estudiante. Como dice el dicho:”Cría fama y acuéstate a dormir”. El estudiante que logró conquistar la percepción de su profesor con buenas acciones, será catalogado de bueno, pero por el contrario, por mucho que se esfuerce siempre lo catalogarán de malo.

Felizmente contamos también con profesionales que tienen ética y pensamiento flexible, los cuales asimilan la nueva información y no se apresuran a concluir con la imagen de un estudiante y la van conformando poco a poco a medida que lo van conociendo e intercambiando en la actividad y la comunicación.

No obstante es conveniente puntualizar que una impresión favorable puede ayudarnos mucho con nuestros estudiantes. Para lograrla, por supuesto, no se trata de crear una situación artificial, de mostrar una imagen de nosotros mismo que no es real. Se trata más bien de mostrar lo mejor de nosotros, sin que posteriormente nos contradigamos.

Para lograr una correcta percepción los profesores deben intercambiar con sus alumnos, no solo aquello que forma parte del contenido de la clase, sino también las inquietudes de ambos, puntos de vistas, intereses, emociones. Existe una tendencia a no darse a conocer a los alumnos, a ser muy cautelosos y esto constituye una barrera en la comunicación que impide se cumpla ese componente perceptivo con calidad.

Según la DraC Ana María Fernández (2002) plantea que los estudiantes, en investigaciones realizadas en nuestro país expresan que no conocen bien a sus profesores, que tienen una imagen muy impersonal de los mismos, que fuera de su rol de profesores son para ellos desconocidos. El docente plantea que necesita conocer al estudiante para comunicarse mejor con él, pero ¿hemos olvidado acaso que este proceso es bilateral? ¿No necesita también el alumno conocer a su profesor?

Con respecto a esta problemática existe el otro extremo y es considerar que darse a conocer es dar a conocer sus problemas personales, aquellos incluso que no son de interés para los alumnos, tampoco están acordes a su edad. Se puede caer incluso hasta en falta de ética y de profesionalismo.  En esto se debe ser muy cuidadoso, y analizar qué deben conocer mis alumnos de mí, para qué les sirve esta información mía personal. Aquí podemos ejemplificar con la profesora que tiene niños pequeños que se enferman con frecuencia y lo plantea a sus alumnos. Estos comprenderán entonces que si su profe se ausenta a clases no es porque sea irresponsable o un mal ejemplo.

De igual forma cuando en el diagnóstico pedagógico integral el profesor diagnostica los alumnos que forman el grupo de riesgo de su aula, tiene una percepción adecuada ante determinados comportamientos. Ejemplo: el incumplimiento de una tarea por parte de un alumno que tiene hijo, esposa y trabaja hasta altas horas de la noche cuando no está en horario de clases.

El maestro no puede enajenar su función de su personalidad, porque entonces su función pierde alcance. (Fernández, Ana María (2002)) Esto se refiere a mostrarse uno tal cual para ayudar al otro a tener una imagen más real. El querer aparentar lo que no somos o sentimos causa confusión y mala opinión de las personas que rodean a este sujeto.

En muchas de las ocasiones en profesor va al aula con el contenido de la clase planificado y lo imparte tal y como lo ha pesado anteriormente, sin embargo al evaluar comprueba que este no ha sido asimilado por sus estudiantes y aceptado tal y como él se esperaba. Muchos factores pueden influir en esto.  Para que el alumno convierta el contenido de la clase en algo vivencial, con un sentido personal para él,   o sea que se cumplan las funciones de la comunicación, se deben tener en cuenta varios elementos del proceso comunicativo que se ponen de manifiesto en la clase.

Como hemos planteado anteriormente el proceso docente educativo es un proceso en el cuál la comunicación juega un papel fundamental. De ahí que su estructura y componentes deben ser bien empleados para garantizar que se cumplan las funciones informativa, afectiva-valorativa y reguladora de la comunicación.

Dado que este material hace énfasis al componente perceptivo se hará alusión a las particularidades de él, aclarando que los demás componentes también juegan un vital papel.

Dentro de los elementos a considerar en el componente perceptivo se encuentran:

  • La percepción del profesor y sus estudiantes entre sí y de la situación de comunicación como tal.
  • El logro de la empatía por parte del profesor y sus alumnos.
  • Empleo adecuado de los medios.
  • Uso de un lenguaje en común, entendible entre los interlocutores., claro, preciso.
  • Actitudes que se lleven a cabo ante el mensaje y el interlocutor.
  • Percepción adecuada del contenido de la información del otro, saberlo escuchar, entender, decodificar correctamente la información que me está queriendo trasmitir.
  • Empleo adecuado de los medios sociopsicológicos de la comunicación.
  • Percepción correcta del lenguaje extraverbal, su significado, pues en él se encuentra un alto por ciento de la información que necesitamos.
  • Asertividad en la transmisión de nuestras ideas, formas de sentir, demostrar nuestra autenticidad.
  • Conocimientos de las expectativas de uno y otro en relación con los roles de profesor y alumnos. ¿Qué esperan de mí como profesor? ¿Qué espero de mis alumnos?
  • Credibilidad de las fuentes empleadas (medios de difusión masiva, alumnos, profesores, Internet, textos, etc)
  • Grado de motivación de los estudiantes por la carrera, la asignatura y la clase.

El profesor que emplee el método expositivo debe interiorizar su papel de expositor, y asumirlo sin interrupciones necesarias, evitando los ruidos físicos que impiden escuchar su exposición y los psicológicos (falta de motivación hacia los contenidos explicados, realización de otras tareas docentes a la par). La exposición debe ser clara y precisa, con voz segura para lograr la atención de los estudiantes y la comprensión del mensaje. El uso de los medios de enseñanza garantizará la llegada de la información a través de varios órganos receptores.

Estos y muchos otros aspectos se deben tener en cuenta para lograr el éxito en la comunicación del profesor con sus estudiantes en el aula. Las barreras no son pocas, al contrario, pudiéramos mencionar algunas:

  • El profesor no tiene en cuenta cómo se está percibiendo su mensaje por parte de los estudiantes.
  • Los alumnos no escuchan bien el mensaje que trasmite el profesor.
  • No se distinguen con claridad los medios de enseñanza.
  • Los alumnos están agotados, no sienten motivación por el tema, les desagrada el tono de voz del maestro o su aspecto físico.
  • Los alumnos manifiestan dificultades en la concentración, no resisten escuchar por un tiempo prolongado, por lo que cambian de actividad.
  • No se ha logrado una adecuada empatía entre alumnos y profesores.
  • No se comparten los criterios del profesor, los alumnos tienen prejuicios al respecto.

Ante tan variadas dificultades las capacidades perceptivas del maestro resultan imprescindibles para captar estas diferencias y cambiar el lenguaje, ritmo, y tono de su exposición, asegurar la credibilidad de sus ideas, apoyándose en fuentes de prestigio social, buscar formas complementarias de abordar el asunto en el trabajo independiente de los alumnos y otras medidas.

El profesor debe ser un buen y constante observador de sus alumnos. Analizar adecuadamente aquellas barreras que entorpecen su comunicación en el proceso docente-educativo. Y una vez conocidas estas encontrar las vías y formas adecuadas de compensar las percepciones negativas de sus alumnos y reforzar las positivas.

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Autora: Yannia Torres Pérez. Licenciada en Psicología, M.Sc. en Ciencias de la Educación. Profesora auxiliar de la Universidad de Holguín, Cuba.